martes, 23 de octubre de 2012

PREVENTIVA EN ALZHEIMER



Los especialistas tratan de diagnosticar antes de que aparezcan los síntomas
Hay que intervenir en la primera fase, cuando el deterioro cognitivo aún es leve
En España hay unos 500.000 afectados.

El relato suena similar en boca de numerosas familias. "Empezó a cambiar", "tenía algunos despistes", "un día se le olvidó prepararme la comida", "pensamos que tenía depresión"... El Alzheimer, esa patología neurodegenerativa que afecta a cerca de 500.000 personas en España (unas 300.000 más sin diagnosticar), es capaz de debutar con innumerables caras. En todas ellas hay, sin embargo, algo en común, la enfermedad lleva años (incluso décadas) gestándose en el cerebro antes de que aparezcan los primeros despistes, los primeros olvidos.




Ése es, precisamente, uno de los últimos retos a los que se enfrenta ahora la ciencia: tratar de acortar esa brecha de tiempo, ser capaces de diagnosticar la enfermedad antes de que dé la cara.
"Hoy por hoy tratamos de diagnosticar el Alzheimer antes de que el paciente se demencie, cuando se encuentra todavía en fase de deterioro cognitivo leve". El objetivo en el futuro es adelantarnos incluso al deterioro cognitivo; y poder administrar los tratamientos preventivos con más éxito.
Se lleva a cabo un ensayo con voluntarios sanos (con y sin antecedentes de la enfermedad) que trata de identificar qué factores de riesgo permiten predecir qué individuos tendrán o no Alzheimer. "Sabemos, por ejemplo, que el 30% de personas mayores de 75 años tiene cambios patológicos en el cerebro, pero no han desarrollado Alzheimer"; "de la misma manera que un 20% de la población tiene placas de proteína beta-amiloide en el cerebro, pero no todos ellos padecen la enfermedad".




"Esos depósitos de proteínas tóxicas en el cerebro son una condición necesaria, pero no única, para tener Alzheimer". Precisamente, para tratar de averiguar qué otros factores están detrás de que unas personas se demencien o no, se está realizando un trabajo con voluntarios sanos.
El objetivo, sería dar con algún elemento que permitiese obtener un diagnóstico tan sólo con un análisis de sangre o una prueba de imagen. Hoy por hoy, existen ciertos marcadores (como la propia proteína beta-amiloide) cuyos niveles en la sangre o en el líquido cefalorraquídeo (mediante una punción lumbar) pueden ayudar en el diagnóstico; aunque como señalan los especialistas, ni están plenamente generalizados, ni han demostrado ser cien por cien fiables en individuos con una enfermedad muy leve.




En cualquier caso, el objetivo de toda esta carrera por adelantarse a los síntomas del Alzheimer es el mismo: administrar los tratamientos cuanto antes; de manera que (mientras siga sin haber una terapia curativa) permitan frenar o revertir los síntomas.
Precisamente, en el encuentro sobre dependencia y su incidencia en la enfermedad de Alzheimer se habló sobre la trascendencia del diagnóstico temprano de la patología, puesto que tratarla ya en sus estadios avanzados no parece revertir los problemas.
Y aunque la determinación de la proteína amiloide en líquido cefalorraquideo y el PET son ahora las pruebas más concretas, se ha reclamado la necesidad de potenciar la investigación mucho más. "En España, por ejemplo, se gastan ingentes cantidades de dinero cada día en tratamientos y atención a los pacientes; pero una cantidad muy, muy, inferior en investigación. Bajar la guardia en investigación se pagará muy caro en el futuro".




"Los tratamientos actuales, sintomáticos, tienen un discreto efecto en la evolución de los acontecimientos, pero es lo que tenemos". Y mientras esa farmacopea logra avanzar, recuerda, el paciente y la familia deben saber que los tratamientos no farmacológicos son al menos tan importantes como las pastillas. A saber, estimulación precoz y ejercicio físico.
Acudir a un centro de día, socializarse y pasear por el barrio, participar en talleres, charlar de fútbol o del tiempo, recordar acontecimientos y personas del pasado... Todas esas 'pastillas' han demostrado su utilidad para frenar el deterioro de los pacientes. Y además las familias no deben esperar a que el paciente se demencie para acudir en busca de ayuda profesional. "En la primera fase del Alzheimer, el paciente todavía tiene cierta capacidad de aprendizaje, podemos estimularle, ayudarle a afrontar lo que le va a pasar...".
"La atención psicológica al paciente y a sus familias es una gran necesidad no cubierta por el sistema nacional de salud". Y no es una cuestión menor, si se tiene en cuenta que muchos de ellos (incluidos los afectados) pueden sufrir grandes tasas de ansiedad y depresión a la hora de enfrentarse al diagnóstico.




Una campimetría neurologica detallada y paciente, y una OCT de papila y cfnr , puede ayudar a dilucidar los inicios. Junto a ello, antioxidantes tipo acido alga lipoico, resveratrol, astaxantina y glutation ayudan como complemento a enlentecer el proceso.




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