viernes, 19 de septiembre de 2014

DIETA EN DEGENERACION MACULAR



En concreto voy a centrarme en la DMAE, una enfermedad que como su nombre indica (Degeneración Macular Asociada a la Edad) está relacionada con el envejecimiento pero la prevalencia va en aumento entre personas jóvenes ya que cada vez la oftalmología  es más puntera y se detecta antes la enfermedad.
Para entender como se desarrolla la DMAE veamos primero como funciona la retina:
La visión es una de las funciones más complejas del organismo. Se obtiene tras el procesamiento realizado en la corteza cerebral de la información recibida por los ojos en formas de onda de luz, transformada por la retina en energía química y trasmitida a través de las vías ópticas hasta la corteza occipital.

La retina está constituida por una delgada capa de células de tipo neurológico altamente especializadas y perfectamente organizadas, encargadas de captar y convertir la luz en una señal nerviosa, y conducir y procesar toda la información visual generada en las células previas para enviarla al encéfalo a través del nervio óptico. En la retina existe una zona especializada en la visión fina que posee unas modificaciones anatómicas que le van a diferenciar del resto, a esta zona se le denomina mácula.
La demanda energética para el procesamiento de la información visual es elevada. El aporte de energía de las células de la retina debe ser constante ya que las diferentes reacciones intra e interneuronales se producen en milisegundos. Como en otras estructuras del SNC, esta energía se obtiene del metabolismo oxidativo de la glucosa que depende del aporte de oxígeno (O2) a la retina. El consumo de O2 de la retina es mayor que el que ocurre en el encéfalo comparándolo por gramos de tejido, lo que sugiere que la retina es uno de los tejidos del organismo con mas demanda de O2.

Para alcanzar este objetivo se necesita un sistema vascular con una gran superficie de intercambio y baja resistencia, característico de la coroides. Esta es la capa vascular del globo ocular y por ella se realizará todo el intercambio y trasiego de nutrientes y residuos del metabolismo. Este sistema se ve afectado en las enfermedades retinianas que nos competen, rompiéndose el equilibrio fisiológico y llevando a procesos degenerativos que provocan un deterioro de la función visual más o menos irreversible.
La DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad ) es una enfermedad caracterizada por la aparición de alteraciones degenerativas progresivas en el área macular de la retina. En la DMAE se produce una pérdida de visión central debido a estos cambios degenerativos de la mácula lútea que rodea la retina, que es la zona de la visión central y la agudeza visual. Al ser la retina una zona con alta actividad metabólica y elevada vascularización implicada en los procesos de fotorecepción, en la fotorecepción interviene la rodopsina, que es un pigmento fotosensible compuesto por una proteina y por retineno (aldehído de la vitamina A).
En los países desarrollados, la DMAE es la principal causa de ceguera en las personas de más de 50 años. Cada año hay  26.000 casos de DMAE en España.

Factores de riesgo de DMAE.

  • El envejecimiento.
  • Antecedentes familiares.
  • Sexo femenino.
  • Raza caucásica.
  • Ojos claros.
  • Padecer hipertensión arterial y/o hiperlipidemias.
  • Fumar y beber alcohol.
  • Excesiva exposición a la luz solar.
  • Padecer miopía.
  • Una dieta con escaso aporte de antioxidantes .

Salud ocular y antioxidantes.

El papel beneficioso de la dieta en la salud ocular se debe al estudio de las vitaminas E y C, el retinol y los carotenoides luteína y zeaxantina, así como los ácidos grasos omega-3.

⇒ANTIOXIDANTES Y FUENTES ALIMENTICIAS⇐
Vitamina E (Alfatocoferol) ⇒ Aceites vegetales: girasol, maíz, soja, oliva; frutos secos: avellana, almendras, nueces.
Vitamina C  Guayaba, grosella, pimientos, kiwi, brócoli, papaya, fresón, naranja, mango.
Luteína ⇒ Berza, espinacas, acelgas, brócoli, apio, espárragos, judías verdes, papaya, naranja, yema de huevo.
Zeaxantina ⇒ Maíz, harina de maíz, espinacas, naranjas, papaya, yema de huevo.
EPA y DHA (omega-3) ⇒ Salmón,atún, trucha, sardinas, boquerones, caballa, centollo.
  • Vitamina A. Como ya se ha mencionado, la vitamina A (retinol) forma parte de la rodopsina. Los conos y los bastones captan el retinol unido a su proteina transportadora en el plasma (RBP) y lo transforman en una activa 11-cis-retinal. La deficiencia de vitamina A causa metalopía (“ceguera nocturna”) y úlceras en la córnea por alteración del epitelio.
  • Omega-3. La membrana celular de los conos y los bastones es muy rica en DHA (ácido docosahexaenoico), un ácido graso poliinsaturado perteneciente a la familia de los omega-3. Su alta concentración aumenta la fluidez de las membranas y facilita el intercambio entre el medio externo y el interno. Precisamente, al tratarse de un ácido graso con alta insatuación hace que aumente la susceptibilidad de la retina al estrés oxidativo.
  • Vitamina E. La actividad antioxidante de la vitamina E impide la peroxidación lipídica de las membranas y juega un papel importante en la protección del epitelio pigmentario de la retina.
  • Vitamina C. El ácido ascórbico (vit C) y los carotenoides actúan sinérgicamente con la vitamina E permitiendo su regeneración después de ser oxidada por la especies reactivas de oxígeno originadas en el metabolismo retiniano.
  • Carotenoides. La luteína y la zeaxantina son xantofilas, pigmentos vegetales de la familia de los carotenoides. Se encuetran en la mácula lútea de la retina donde tienen  actividad antioxidante. Nuestro organismo no puede sintetizarlo, por lo que tienen que ser aportados por los alimentos. La dieta y la edad influyen en la concentración de estos carotenoides en la mácula.  (Ver video de la función protectora del DHA, EPA y carotenoides sobre la mácula).

La suplementación con antioxidantes y su papel.

El conocimiento sobre el papel de los nutrientes en la salud ocular y en la posible prevención de las alteraciones oculares ha justificado la utilización de suplementos vitamínicos, en especial vitamina E y betacarotenos, como forma de retrasar la oxidación de la retina y el cristalino. Actualmente no existe una evidencia suficiente que haga suponer una correspondencia clara entre la suplementación con vitamina E y betacarotenos y la prevención de la DMAE. Además el uso de ciertos suplementos vitamínicos podrían tener efectos nocivos, ya que se sabe que un exceso de antioxidantes puede tener, paradojicamente, efectos pro-oxidantes.

Mejor una dieta variada y equilibrada.

Lo que se conoce es que una dieta inadecuada es un factor de riesgo modificable que puede promover el desarrollo de las patologías de la visión. Sin embargo, una dieta en la que se asegure el consumo regular de alimentos ricos en los nutrientes relacionados con la retina y el cristalino (vegetales, huevos y pescados grasos), podría proteger contra los procesos oxidativos asociados a la edad y a cualquier edad.


Seguimos apostando por esta terapia. La forma seca de la d.m.a.e. es la más frecuente (90 % ), y esta es la mejor manera de estabilizarla.


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