miércoles, 27 de mayo de 2015

DMAE...TOMOGRAFIA



El envejecimiento debe ser saludable, con información y consejos para promover la salud visual en personas mayores. Así lo entendemos.

Una de ellas, la DMAE, Degeneración Macular Asociada a la Edad, es una disfunción que se observa cada vez con más frecuencia en las consultas del especialista de oftalmología. No es una enfermedad nueva sino una vieja conocida que antes recibía el nombre de degeneración macular senil, y se cambió “senil” por asociada a la edad por razones de peso: en primer lugar, cada vez se diagnostica en personas más jóvenes, y en segundo lugar porque el concepto de senectud es muy difícil de datar, la esperanza de vida va en aumento y la salud de las personas mayores ha mejorado.



La medicina cada vez avanza más rápido, los investigadores no se detienen. Cada día conocemos mejor cómo funciona el cuerpo humano, las técnicas diagnósticas, y los tratamientos siguen mejorando. En uno de los temas que en los últimos años se ha avanzado es en el del diagnóstico y tratamiento de la DMAE.

La mácula es la parte más sensible de la retina, la encargada de la visión central y de la visión de los detalles. Cuando leemos, enhebramos una aguja, observamos las facciones de nuestro interlocutor, la imagen se proyecta sobre la mácula. En ella se encuentran concentrados los conos, células especializadas en la visión de los colores (recordemos que en la retina existen los conos y los bastones, estos últimos principalmente sensibles en condiciones de poca luz, podríamos decir que ven en blanco y negro). La retina está formada por 10 capas de células, las dos más externas y las que realmente son las encargadas de la visión, que son la capa del epitelio pigmentario de la retina, donde se reflejan las imágenes, y la capa de conos y bastones, que son las encargadas de captar las imágenes y enviarlas al cerebro para su interpretación.



En la DMAE se produce una desestructuración de la retina que afecta a la mácula. Hoy día se clasifica en dos grandes grupos, la DMAE seca y la DMAE húmeda. En la primera, el trastorno se da, principalmente, por una atrofia del epitelio pigmentario de la retina. En la segunda, la alteración se produce por la aparición de la llamada membrana neovascular subretinal, MNVSR, que consiste en la formación de una membrana con vasos sanguíneos que provoca la aparición de edema (inflamación) y de quistes. Todas estas alteraciones se observan satisfactoriamente en la OCT.

La DMAE seca no tiene ningún tipo de tratamiento en la actualidad pero aparece y se desarrolla lentamente. La forma húmeda puede aparecer de repente y evoluciona más rápidamente, con grandes pérdidas de visión.



El tratamiento de la forma húmeda se basa en inyecciones intravítreas de medicamentos llamados antiangiogénicos, medicación utilizada en ciertos tumores cancerosos que lo que hacen es destruir y evitar el aumento de las MNVSR. No es un tratamiento de una sola dosis; dependiendo del resultado obtenido se deben poner varias inyecciones mensuales hasta conseguir una mejora. Su aplicación es ambulatoria con anestesia tópica, gotas, y se realiza, por higiene y esterilidad, en quirófano.

Como ya hemos comentado, la tecnología actual nos permite poder hacer un diagnóstico y seguimiento muy acertado. Aparte de la observación directa en el gabinete de oftalmología, hoy día tenemos en Estepona, la OCT, tomografía de coherencia óptica, que ofrece una imagen muy real de cómo está estructuralmente la retina; es la prueba reina para el diagnóstico y seguimiento de la patología. También utilizamos la angiografía fluoresceínica, que consiste en una inyección de fluoresceína en vena y observar su circulación por los vasos sanguíneos de la retina.

Tras varios años asistiendo, observando y estudiando esta enfermedad, a través de la OCT, obtenemos algunas conclusiones válidas para cada paciente en particular. Es preciso, en la mayoría de los casos, obtener una calidad de vida más sana.




¿Qué síntomas provocan la DMAE? Básicamente, la pérdida de la visión central, es decir, observamos una mancha oscura en el centro de la visión que nos impide poder visualizar los detalles: no podemos leer ni ver las facciones de las personas. Al principio, y esto es muy importante, la DMAE provoca imágenes distorsionadas. Una forma de poder detectar precozmente la enfermedad es la auto-observación. Las líneas rectas se ven distorsionadas o faltan trozos. En la gabinete usamos el test de Amsler: consiste en fijarse en una cuadrícula con un punto central, observar el punto y notar si hay trazos ondulantes o que no son continuos. Se puede hacer con una hoja cuadriculada de cualquier libreta: marcamos un punto en el centro del papel, lo observamos y si hay alteraciones como las descritas, se debe consultar urgentemente al oftalmólogo.


El diagnóstico precoz es fundamental para evitar que la enfermedad progrese y conseguir que el pronóstico sea más alentador.  Los controles, con la frecuencia particular que se estime, con una OCT, y a veces una AFG, son básicos y necesarios.


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